lunes, 25 de julio de 2011

El 15-M es un estado de conciencia y afectación. Las voces incontenibles de un movimiento que sigue atravesando vidas. La cámara a la plaza.

Estuvo bien este tiempo de aparente ausencia del 15-M en primera plana. Estuvo tan bien que fue solo apariencia. En mitad de este espejismo en que los medios se dedicaron a otra cosa, sentíamos el hervidero de anónimas interrupciones de deshaucios y puntuales movilizaciones. Pero también hemos presenciado el desplome de los mafiosillos de la SGAE y el desparramo de artistas exprogres corriendo desconcertados a los grititos por los pasillos diciendo “pero ¿qué ha pasao? y escribiendo por las noches manifiestitos mientras se alertaban como niñatos asustados unos a otros diciendo: “qué viene la guardia civil, joder, qué nos quitan el chollo!. En medio empiezan a aparecer averías en el imperio mediático de Murdoch, donde teníamos escondido al hitlercito español enredado en las telarañas de sus mafias. En medio una junta de accionistas del Banco Santander tiene que escuchar lecciones de ética de unos contaminados por el movimiento. En medio cae Camps luego de dos años de arrogante chulería. ¡Dos años para arrancarle a un tipo una respuesta sobre un soborno por unos putos trajes! En medio Rubalcaba se pone a tartamudear frases que escuchó en el 15-M cual penoso macaco de algún oculto ventriluoco. En medio el PP le tira con tartas de contabilidad sobre los robos que seguramente tendrían apañados sus gemelos del PSOE en sus autonomías. En medio la alcaldesa de Andonain, dicen, Ana Carrere (Bildu) propone bajarse el sueldo junto al de sus consejales consiguiendo el cabreo generalizado del resto de la clase política. De locos. En medio se editaron unos cuantos libros tratando de rentabilizar las voces del 15-M y aunque en alguno de ellos aparecen textos nuestros y de otros amigos, es un poco ridículo pensar que haya publicaciones que puedan contener “las voces” de un movimiento que es, hasta el momento, incontenible. En medio han pasado muchas cosas, sí, mientras veíamos una silenciosa y frenética actividad que sacaba humo a los sitios de internet relacionados con el 15-M.
Estuvo bien dejar pasar este tiempo y volver a fijar nuestras cámaras en la llegada de la Ruta Norte para entrar otra vez a una plaza que reventó de conversación. Y a ver quien es el guapo que contiene las voces de la plaza en su nueva colección editorial. A ver quien resume las conversaciones mantenidas durante un mes por esos caminantes anónimos y la de sus diálogos y asambleas con la gente de los pueblos. Durante el trayecto que acompañamos desde Plaza de Castilla a la Puerta del Sol una periodista y dos cámaras de TVE se volvieron locos por sacar una declaración que le permitiera hacer su reportaje. Es posible que ni lo consiguieran.
Las voces del 15-M son voces en fuga. Son el nuevo lenguaje que se ha originado en la red y que se ha instalado en los cuerpos. Mutante, corto, ingenioso, brillante, contradictorio, a golpe de click, bruto y elegante, que hace reaccionar y reacciona con igual rápidez, que cuando lo atrapas ya se fue, ya cambió de lugar y cuando lo etiquetan de “perroflautas, violentos, desorganizados”, ya ha respondido con una acción y se ha reapropiado de la etiqueta. Es un lenguaje para mentes rizomáticas, que saben entrar y salir de la conversación sin la estricta cronología de la razón y el protocolo. Está ahí pero se mueve ¡tanto! que es pura acción. Es un lenguaje que llevó a decenas de caminantes a atravesar el país y convertirse en nuevo motivo para reventar la plaza del sol como la reventara hace apenas dos meses atrás. Es una mentalidad colectiva de enjambre.
Si nuestros cálculos a puro ojo no son equivocados, la del sábado fue la más multitudinaria Asamblea General que habíamos presenciado. Porque a diferencia de muchos de los momentos de más concurrencia en las primeras semanas de la acampada Sol, cuando la plaza estaba llena era porque alternaba la asamblea con otras muchas actividades y reuniones. Pero esta vez la mayoría de los que allí estuvimos estábamos para presenciar la asamblea narrativa y la plaza estuvo otra vez desbordada.
Y esta nueva okupación del kilometro cero de Madrid nos sumergió nuevamente en lo indefinible, en el territorio de la irrealidad por exceso de realidad. El momento más loco se dio cuando un niño de, no sabemos, ¿10 o 12 años?, leyó con serenidad un rap que había compuesto y arrancó la mayor ovación, aplausos y puestas de pie de la asamblea al grito de “qué si, que si nos representa, que si”. Delirante realmente que un movimiento que nace para evidenciar los tremendos desajustes de un sistema político-financiero, aclame en la plaza central de un país, la figura de un niño leyendo su rap.
Estuvo bien este tiempo porque la normalidad que a muchos nos llevó a una menor implicación en el movimiento de forma directa, nos permite confirmar que somos parte de una corriente de dignidad que está expandiéndose paso a paso y que tarde o temprano nos obliga a posicionarnos.
Y uno puede decir, si se pone cuerdo, serio y maduro.: ya, fue muy emotivo y por eso origina estos estados de catársis colectiva. Suele pasar con cualquier acontencimiento o espectáculo masivo. Pasa con una victoria de fútbol, por ejemplo, que la gente se lanza a la calle y se abraza. Pasa en esas performances espectaculares a gran escala llamadas actos políticos de campaña. Pasa con los fans de una estrella cultural en un concierto.
Sí, se parecen. Pero, quizá, no tanto si pensamos que estamos ante un movimiento declaradamente político, que conecta emocionalmente también, con un lenguaje creativo incontenible, con manejo de los nuevas y últimas tecnologías de comunicación como herramienta, ¡sin ningún recurso económico!, con funcionamiento en red, virtual y real a la vez, de pura acción y con pensamiento y voluntad de largo plazo. Un movimiento que está atravesando personas de cualquier tipo, sean estos habitantes de un pueblo que llevan tres años pidiendo agua potable como un activista neoyorquino que viene a colaborar para diseñar un streaming con móviles de última generación. No se parece mucho a un partido de fútbol o espectáculo mediado por el poder del dinero. A ver quien es el valiente que se lleva por delante este cóctel social surgido en el siglo XXI con las carretas políticas y mediáticas del siglo XX. Estamos en los comienzos, insisten una y otra vez las voces en la asamblea.
El 15-M es un estado de conciencia y de afectación de las vidas que entran en contacto con el.
No somos tan ingenuos como para pensar que todo el los pequeños o grandes derrumbes que describimos arriba se produzca como efecto del 15-M, aunque algunas cosas locales tengan relación con el. La ruptura que provoca el movimiento consiste más bien en ofrecer una visión y un sentimiento que recodifica las lecturas de la realidad. Lo que antes leíamos como ese estado calamitoso del mundo que nos reflejan los medios y las informaciones haciéndonos masticar la rabia y la impotencia individual, lo vemos ahora desde una lógica que permite resituar y dotar de un nuevo sentido la situación sabiéndonos parte de una resistencia activa, cuando no de un ataque concreto.
Y para rematar nos dirá algún listo: claro, sí, es todo maravilloso en el movimiento, no tiene carencias, rupturas, insuficiencias, luchas de poder, perversiones, desviaciones. Es un levantamiento pacífico puro, noble e intachable. Sí, sí.
Y nosotros, que somos muy simpáticos, soltamos la carcajada y contestamos: "sí, sí, y a tí te lo vamos a decir, capullo. Eso lo hablamos en las tertulias, en las plazas, en las asambleas, en las comisiones, en las casas, en los bares, cara a cara y de cara a la acción. Si tienes algo que discutir y mejorar del movimiento, pues encuentra al vecino más cercano que se sienta parte de todo esto y vas a la asamblea de tu barrio o a algún grupo de los muchos que están funcionando y allí planteas tus mejoras".
La decisión de pertenecer o no al 15-M es un asunto individual pero te posiciona, casi te obliga a que parte de tu vida al menos deba dejarse atravesar, afectar por sus espíritu y sus propuestas.
Para apabullarnos a análisis catastróficos ya hay gente incluso de izquierda desplegando una pormenorizada genealogía tendiente a demostrar la ineficacia de esta insurrección dado la impureza de su surgimiento, los nombres implicados, las reuniones secretas en el local de no se quién, los gestos de Rubalcaba a la hora de despertar, la uña mal cortada de un tipo en una oficina bancaria que conoce a fulano que estudió economía en una universidad de EEUU. En fin, que para hundirnos a nosotros mismos ya conocemos la senda: proponer los mismos caminos transitados de siempre bajo lucidas sospechas.
Buscar un estado de dignidad no nos hace estúpidos. Mucho se ha aprendido ya. Para arrancarle a los grupos de poder político y financiero sus contradicciones y corrupciones hay que tirarse años de investigación, tribunales, presiones sociales de todo tipo y aún así nos escupen en la cara su cinismo y desfachatez diciéndonos con voz de idiota: yo no hice nada ¿eh?, el partido tampoco... ofrezcan pruebas y que un juez lo determine...porque bla bla bla bla... ¡puf, qué asco, por dios!
Así que no vamos ahora a venir nosotros a ventilar gratuitamente las contradicciones y desajustes que el movimiento tenga, para satisfacer el exigente gusto de la pureza intelectual de algunos.
¡Larga vida al 15-M que nos ha devuelto el sentido de la dignidad y ha arrojado una buena dosis de lucidez a nuestra conciencia!
"Porque no sabía que era imposible, fue y lo hizo", decía alguna pancarta...

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