domingo, 20 de enero de 2013

La mayoría de edad del Cine sin Autor. Producción 2013. El cine más allá de la verdad.


El viernes dimos arranque a la Fábrica de Cine si Autor 2013 en la sala Azcona de la Cineteca de Matadero Madrid. Una especie de visionado ampliado a toda la gente interesada en ver los seis procesos que lanzamos para este año. Por la asistencia en sala podríamos decir que nuestra comunidad autoral y sus cercanos ya anda en unas doscientas personas sabiendo que por la hora y el día, otras y otros se disculparon o mandaron mensajes de ánimo.
Luego de los 8 meses de intenso trabajo, se fueron decantando las seis películas que entran ahora en diferentes fases de producción. 
Fruto del trabajo de mucha gente, con el apoyo de Intermediae Matadero Madrid que nos ha permitido sentar las bases de la primer Fábrica de Cine sin Autor, nos disponemos ahora a un año tan ilusionante como difícil y complejo.
Punto de llegada y a la vez partida de la aventura que fue acompañada por la noticia de la política cultural de Matadero que lleva el presupuesto de apoyo a cero y que equivale al mínimo:  permitirnos habitar el espacio y utilizar sus instalaciones. El resto será  buscarnos la vida y la sostenibilidad.
Una rara confluencia de energías que desde nuestro colectivo leemos con muy dificultosa complejidad y que nos activa al máximo la imaginación.
Nuestra apuesta vital como colectivo tendría los meses contados si seguimos a este ritmo donde todo nuestro trabajo y dinero lo apostamos a que la Fábrica de CsA se desarrolle. Así que si llegamos a cruzar todo el 2013 en activo será porque hemos tenido la suficiente imaginación para comenzar a hacer de esta experiencia de producción un modelo que al menos resulte sostenible.
No nos vamos a detener en la queja. 
Este primer evento de apertura de la fabricación al público en general, que se repetirá cada último miércoles de mes en la Cineteca de Matadero, conformó dos horas de emociones fuertes, risas, comentarios, sugerencias, diálogos. Miembros, protagonistas-directores de cada película presentaron sus trabajos y uno de ellas se abrió al diálogo con el público para que hiciera sugerencias y propuestas. Aunque hubieron aportes interesantes, debemos mejorar la metodología de participación del público para que se amplíe y la intervención logre mayor efectividad en el trabajo a continuar.
El punto emocionalmente más intenso fue el trailer de la película “Más allá de la verdad” de  Gioacchino Di Blassi, que nos había abandonado en la madrugada del mismo viernes luego de luchar un mes en el hospital aquejado por un cáncer terminal. A pesar de estar atravesados por su fallecimiento, hacía apenas unas horas, sus dos hijas Giovanna y Anna, quisieron estar en lugar de su padre para cumplir con su deseo. Giovanna tuvo la valentía de pasar para agradecer y contar, hasta donde le permitió la emoción, la vinculación que Gioacchino tuvo con ésta película hasta el final. Un final que no es más que el comienzo de una nueva etapa en que Giovanna y su familia están dispuestas a tomar el relevo y acabar y representar la película allá donde nos lleve, que seguramente será lejos.

La memoria cinematográfica nos hizo pensar en un minúsculo e intenso pasaje de lo que algunos consideran la obra maestra del director polaco Krzysztof Kieslowski, El aficionado (Polonia, 1979), obra casi autobiográfica que catapultaría su carrera. En ella Filip Mosz, un obrero de fábrica de un pequeño pueblo en la Polonia de finales de los años setenta, adquiriría una cámara Super 8 con el fin de realizar un diario familiar íntimo que retrataría el nacimiento y desarrollo de su hija. Su afición por filmar se convirtió en obsesión al descubrir en el cine algo que no podía explicar pero que terminó por convertirse en el centro obsesivo de su vida.
El pequeño pasaje que se nos vino al presente es cuando Filip, el protagonista, recién adquirido su nuevo equipo, encuentra a su amigo Protr en la calle. Luego de bajarse a saludarles a él y su mujer Filip le dice que cómo podría agradecerle tantos viajes que le ha hecho. Protr le dice que quizá filmándole y alegremente se pone delante de su furgo. En el momento en que Filip comienza a hacer la toma, la madre de su amigo se asoma a la ventana de su piso. Protr entonces le grita y le saluda entusiasmado mientras que Filip girando la cámara, llega a hacer dos tomas de su madre, una saludando y la otra cuando ya desaparece de la ventana.
Poco tiempo después, cuando muere la madre de Protr, se muestra la escena de la gente esperando para la ceremonia religiosa del cementerio a la que Protr no acude. Filip y otro amigo corren hasta su casa y lo encuentran encerrado en una habitación conmocionado. Cuando ve a sus amigos forzar la puerta y entrar solo le pregunta a Filip si aún conserva la cinta que grabó aquel día y si la puede ver. 
La siguiente escena muestra la proyección que le hacen de aquellas minúsculas tomas donde su madre aparecía en la ventana. Cuando acaban de verlas, Protr se queda pensativo y emocionado y mantienen un corto diálogo:
- ¿No podría quedármela? - pregunta Protr.
-  Sí, claro que sí - dice Filip - toma.
Con el rollo de película en la mano, Protr se queda pensativo mirándo el rollo:
- Lo que haces es maravilloso. Aunque alguien se haya muerto... permanece aquí. Es muy hermoso.
Protr se quedó calmado. Amarrado a esas únicas imágenes en movimiento de su madre, a las que prefirió antes que acudir al habitual ritual de los muertos. El cine le permitía, aunque sea por breves instantes, quedarse en la celebración de lo vivo, con el movimiento de las cosas, con los gestos, con una mentira tan poderosa que parece verdad.

Gioacchino, por decisión propia, no tuvo tampoco entierro, ni ceremonia alguna y, sin lugar a dudas, su hija Giovanna apareció en la sala de la Cineteca para aferrarse al ritual de la vida, para ver un breve adelanto de las imágenes que su padre quiso obsesivamente dejarnos durante ocho intensos e increíbles meses. Un acto de rebeldía contra el dolor  casi siempre indigerible, una muestra de valentía contra la tristeza que Gioacchino le dejó como encargo. 
Y entonces algunos de nosotros sentimos ese fenómeno que posiblemente solo el cine puede producir. Las imágenes de Gioacchino en la pantalla grande de la Cineteca frente a casi doscientas personas, rompieron el cerco de la muerte y lo vimos de nuevo y escuchamos al final, en pantalla negra, el mensaje conciso, profundo y demoledor que había grabado este mismo lunes dirigiéndose al público.
Es extraña la potencia del cine para retenerlo todo y a la vez la impotencia de no retener nada, de siempre decirnos que la vida se ha ido, que es pasado, de mostrarnos el rastro inconfundible de algo que estando tan presente, nos remite a la instantánea sensación de lo que ya se ha ido.

Así comenzaba la siguiente etapa de la película “Más allá de la Verdad” en la Cineteca de Matadero Madrid, con el contundente relevo que su hija tomaba ante la desaparición de Gioacchino y con la que nos embarcaremos  todos a terminar de montar, postproducir y llevar a dónde sea ésta película, la NO-última aventura de un hombre con  una vida abrumadoramente intensa, ambigua, espiritual y poderosa.  

Luego sonaron los aplausos mezclados con el shock y varios llantos de quienes lo habían conocido. Luego había que seguir pero el siguiente clip no funcionaba o, seguramente, Gioacchino, gran seductor y manipulador, estaba dándonos el tiempo suficiente para reponernos.

Luego por fin funcionó el clip y teníamos que seguir con el resto de películas. Y con gran esfuerzo seguimos.
Y la noche continuó dándonos risas, asombros, aplausos, diálogos, intercambios.
Así comenzamos nuestra Fábrica de Cine sin Autor 2013.
Muchos desafíos nos esperan, mucha energía habrá que poner para hacer de este proyecto, un  modelo de fabricación que siente las bases de una nueva industria cinematográfica basada en el imaginario social. Parece mucho, parece grande, parece imposible. Si. Poco nos importa.
Si de algo nos ha convencido todo el trabajo de estos años y en especial el último, es que en cualquier persona, en cualquier esquina, en cualquier momento podemos encontrarnos hombres, mujeres, niños, jóvenes, que solo con tener a disposición los medios y los saberes del cine, su historia, sus ideas, su mundo sensible, su vida, sus ficciones pueden detonar una película  que nos sacuda los cimientos de la vida y fuerce al extremo las certidumbres del cine.
Porque una vez, a la salida de un metro, algo parecido al destino nos puso a un hombre que se llamaba Gioacchino di Blassi delante de nuestras cámaras, que con la energía volcánica de sus ochenta años, llevaría a nuestro cine a la mayoría de edad  y a nuestras vidas, posiblemente mucho...pero mucho, mucho... “Mas allá de la Verdad”

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